martes, 27 de enero de 2015

ERRORES COMUNES QUE COMETEMOS LOS PADRES DEBIDO A LA dis-CAPACIDAD DE NUESTROS HIJOS



ERRORES COMUNES QUE COMETEMOS LOS PADRES DEBIDO A LA dis-CAPACIDAD DE NUESTROS HIJOS.
Todos sabemos que cuando nace un hijo con algún tipo de discapacidad, inmediatamente somos golpeados por un intenso sentimiento de protección, a veces excesivo y mucho mayor al que se sentiría por un hijo sin mayores retos. Muchas veces, este sentir se apodera de nuestra razón y se convierte en errores comunes que podemos cometer los padres debido a la discapacidad de un hijo.
Es normal a veces enfrentarnos al dolor de saber que ya suficiente tienen nuestros hijos al tener que vivir con una discapacidad de por vida. Como resultados nos preguntamos, porqué poner más presión sobre ellos? Si este es el caso y no superado por los padres, pronto la discapacidad se convierte en una excusa que justifica: berrinches constantes, pataletas e incluso malos comportamientos y conductas agresivas que no son relativas a la condición del niño, sino al modo en el que padre enfrenta y lidia con esta realidad.
Como padres debemos entender que hay dos tipos de comportamientos en los niños con necesidades especiales.
1. El que sucede como respuesta a la frustración. Sucede cuando el individuo no es capaz de completar una tarea física o mental. Podemos esperar angustía, rabia, desesperación o tristeza. Es totalmente comprensible y sin importar nuestra condición todos hemos enfrentado esos sentimientos. Nadie es perfecto y ciertamente, todos tenemos límites. Como padres debemos enseñarles a nuestros hijos a lidiar positivamente con estas emociones.
Ayudarle a tu hijo facilitando su vida con métodos alternativos o adaptados es una de la respuestas. Es totalmente equivocado cerrarse a la idea de adaptaciones o apoyo basados en que aceptando sus necesidades adicionales lo estás limitando. Aceptar con amor los límites de nuestros hijos y de nosotros mismos nos da la oportunidad de encontrar la manera de alcanzar el máximo de nuestras capacidades.
Es cierto que es posible que en muchos momentos de sus vidas, tu y tu hijo sentirán que la vida no es justa por todas las cosas que nunca será o podrá conseguir. Pero no puedes vivir molesto o triste por siempre, y peor aún, no tienes derecho de pasarle a tu hijo ese sentimiento. Para enseñarle a tu hijo a celebrar su vida, primero tienes que aprender a celebrarla tu mismo, enfocándote en todo lo que puede para enseñarle a sentirse orgulloso de las habilidades únicas con las que cuenta. No creo que exista un ser humano en este mundo que no haya cruzado momentos de depresión, inseguridad o insatisfacción. No es relativo a vivir con una discapacidad, sino a nuestra humanidad.
2. Comportamiento típico y natural. A veces los niños se portan mal sin razón alguna. Los niños típicos o con necesidades especiales se enojan, hacen berrinches o reaccionan de modos incomprensibles a veces. Así es cómo miden tu paciencia, aprenden cuáles son los límites y hasta dónde llegan las reglas. Es por eso que las reglas son las bases del crecimiento y desarrollo de los seres humanos. Pensar que cada vez que tu hijo se porte mal, se enoje o se moleste; es una reacción relacionado a su condición; es también un error y un modo de justificar lo injustificable, que son los errores naturales que todos cometemos día a día.
Si tu hijo se está portando mal, necesitará enfrentar consecuencias como cualquier otro niño. Como padres, educamos hoy para entregarles a nuestros hijos las herramientas de adaptación para la vida. No dejes que la tristeza ni la culpabilidad se interpongan en la manera en que educas a tu hijo. Tu hijo tiene obligaciones como tal, como persona y como miembro de la sociedad. Su integración depende grandemente de su responsabilidad social y de cómo la percibe y lo que espera de los demás.
La gente con discapacidad es exactamente igual a todos los demás, forman parte del todo como todos nosotros. Tienen días Buenos y días malos. Se enfrentan a retos, pero también poseen habilidades y personalidades únicas. Como padres es nuestra responsabilidad tratarlos como se trata a cualquier hijo. Al final, no es eso lo que exigimos y esperamos del mundo?


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